Me siento prisionera, prisionera de ti, de tu recuerdo, pensaba que estaba bien, yo soy fuerte, yo por un cabrón o dos o tres, yo que sé cuantos ya, pero por ellos no caeré, por ellos no voy a sufrir más…
Esto me dijo cada vez que me levantó, cada día, intento decir que esta bien, que paso el tiempo, eso ya no soy yo, pero recuerdo, más bien, mi cuerpo siente, no me doy cuenta de las cicatrices que tengo hasta que les saco los puntos, hasta que veo que estaban allá, viendo que mi cuerpo se volvió mi propia prisión, dándome cuenta, de cuantos preferían mi mapa de carretas en lugar de los faros que iluminan su camino.
Veía mi cuerpo, mejor dicho, un cuerpo, un cuerpo tocado, un cuerpo arañado, eso que era sin más, solo un objeto para otros, perdí la palabra de ser mía, solo me conocía por suya.
Me maquillo, me cambio de ropa, cambio de pelo, cada vez que me vuelve su recuerdo porque necesito huir de ese cuerpo se apropió, quiero sentirme de mi misma, no quiero ser esa muñeca, pero me hundo entre hierba y alcohol intentando desvanecer tus palabras, intentando que esto acabe ya.