Que mejor regalo de navidad, que mejor sonrisa me podría sacar, nosotros ya no compramos con dinero nuestros regalos de navidad, ahora lo invertimos en tiempo, hace tiempo nos dimos cuenta con mi familia de lo poco que valen los regalos envueltos, después de cada vez pasar menos tiempo juntos, decidimos regalarnos un día en familia, según nuestros presupuestos.
Este año queríamos ir a la nieve, pero por tránsito nuestro plan tuvo que cambiar, decidimos ir a la aventura, en busca de ese pequeño pueblo que fue mi madre de joven, Beget, yo me dormí en todo el trayecto, como dice mi hermano allá con la boca abierta, pero llegamos, encontrándonos con un pequeño y acogedor pueblo.
Creo que lo que más nos gusto fue ver ese perrito dando vueltas por el pequeño rio, pero a mí me sorprendieron cada uno de los pequeños detalles, como esa flor, las piedras del rio y ese camino.